La Historia de Linda

La inspiración que hay detrás de Love Linda.

Linda llegó a nuestras vidas como un rayo de luz en medio de la oscuridad. Desde el primer día, supimos que era especial.

Linda era mi perra, una mezcla de pastor alemán y mastín, grandullona con un corazón tan grande como ella misma. Para mí, era la perra más hermosa que jamás había conocido; su personalidad era única. Siempre estaba alegre, juguetona y desbordaba cariño por donde pasaba. Era imposible no enamorarse perdidamente de ella.

Cuando Linda llegó a mi vida, yo ya tenía a Otto, un cachorro de pastor alemán que, a medida que crecía, mostraba comportamientos cada vez más reactivos debido a sus inseguridades. Sabía que debía ayudarlo, pero no tenía el conocimiento suficiente... Así que decidí formarme en conducta canina. A pesar de mis esfuerzos, no logré reconducirlo completamente. Fue entonces cuando comprendí que Otto necesitaba un referente, un perro seguro y equilibrado que le mostrara el camino.

Unos amigos me hablaron de Linda. Ella estaba en una protectora; su familia anterior no podía cuidarla y la habían dejado allí, como quien se deshace de un par de zapatos que ya no necesita. Aunque no logro entender cómo alguien puede abandonar a un ser tan especial, no es momento de hablar sobre la moralidad de estas acciones...

Llevé a Otto a conocer a Linda. Desde el primer momento, se llevaron de maravilla. Linda irradiaba equilibrio y seguridad, justo lo que Otto necesitaba. Recuerdo que era Navidad cuando la vi por primera vez, y no pude dejarla en esa jaula fría y sucia. Ese mismo día, la llevé a casa.

Linda parecía no estar acostumbrada a dormir en una cama; probablemente siempre había dormido en el suelo. Esa primera noche, le prometí que nunca más volvería a hacerlo, que siempre tendría una familia que la amaría profundamente y jamás la abandonaría... y cumplí mi promesa.

Desde ese momento, nuestras vidas cambiaron para siempre. Linda se convirtió en nuestra compañera fiel, siempre agradecida, llena de energía, y, lo más importante, la mejor maestra para Otto. Su presencia no solo transformó la vida de Otto, sino también la mía, enseñándonos a ambos el verdadero significado del amor incondicional.

Linda se adaptó perfectamente a su nueva vida, a la casa y a nuestros horarios. Le ayudé a acostumbrarse a subir al coche, pero era tan inteligente que lo aprendía todo al instante.

Fuimos a clases de propiocepción, donde ya asistía con Otto. Linda brillaba en cada sesión; le encantaba trabajar, enfocarse en mí y seguir mis órdenes. Realizaba todos los ejercicios a la perfección, siempre moviendo esa cola tan bonita y desplumada que tenía. Allí también socializaba con otros perros, y le fascinaba jugar, especialmente con los cachorros. Tenía un instinto maternal innato, cuidaba de los más pequeños con una dulzura que no se podía enseñar, incluso los protegía de otros perros. Hubiera sido una madre increíble.

 Cuando llegaba a casa después de trabajar, Linda me recibía con una alegría contagiosa. Siempre traía algo en la boca como regalo, desde una almohada hasta un trapo que encontraba en la cocina. Creo que esa era su forma de decirme que me quería, compartiendo conmigo sus pequeños tesoros.

Linda también era una gran amante de la buena comida. A menudo se sentaba junto a la mesa, esperando pacientemente (o no tanto...jejeje) a que un pedacito cayera al suelo, como si fuera pura casualidad. Su mirada, llena de esperanza y ternura, hacía imposible no compartir algo con ella.

Los paseos con Linda eran pura felicidad. Corría tras los rastros, se revolcaba en la hierba fresca de la mañana y disfrutaba bañándose en los charcos de barro con una alegría desbordante. Otto, siempre a su lado, encontraba en Linda una guía y un apoyo constante. Con ella, aprendió a relajarse y disfrutar también de esos momentos en la montaña.

Nos íbamos los tres en la furgoneta a descubrir lugares nuevos. Linda siempre iba delante, abriendo camino, mientras Otto y yo la seguíamos, dispuestos a acompañarla hasta el fin del mundo. Uno de nuestros lugares favoritos era un mirador cerca de casa que Linda descubrió. Desde allí, podíamos contemplar la belleza de la naturaleza. A menudo íbamos a ver el atardecer, nos sentábamos los tres y disfrutábamos de nuestra compañía en silencio. Eran momentos de paz y conexión, donde todo parecía perfecto.

Desafortunadamente, el pasado 27 de abril de 2024, Linda se perdió. Fue detrás de un corzo, como hacía a menudo. Otto y yo esperábamos que volviera, exhausta como siempre, para seguir nuestro camino. Pero ese día no regresó.

Con la ayuda incondicional de mi pareja, mi familia y amigos, la buscamos por todas partes durante varios días, incansablemente. Por las noches, le ponía un frontal a Otto y salíamos a recorrer todos los caminos, llamándola, esperando que Otto detectara su rastro... Pero todo esfuerzo fue en vano; no pudimos encontrarla. Incluso creamos un grupo de rescate con más de 50 personas que se ofrecieron de manera completamente altruista para ayudar en su búsqueda (a quienes voy a estar eternamente agradecida). Pero Linda no apareció. No hubo señales de ella, nadie la vio, ni escuchamos ningún sonido... Nunca más volvió.

Su ausencia ha dejado un vacío inmenso en nuestras vidas. Otto y yo la echamos de menos cada día... Pero Linda también nos dejó un legado de amor y recuerdos inolvidables.

Linda fue mucho más que una mascota; fue nuestra familia, nuestra amiga, hermana, guía, y mi confidente en los momentos más difíciles. Ella fue quien me ofrecía su cariño cuando más lo necesitaba, y fue una fuente inagotable de amor. Su espíritu sigue vivo en cada rincón de nuestras vidas, y aunque su ausencia duele, su amor nos acompaña siempre.

 

 
Es así como nació el proyecto Love Linda, para mantener su espíritu vivo entre nosotros. Aún me cuesta creer que Linda se haya ido tan rápidamente, de la noche a la mañana. Quiero que permanezca presente, y una manera de lograrlo es tener su recuerdo plasmado en objetos que usamos en nuestra vida cotidiana. De esta forma, cada vez que los vemos o los utilizamos, la recordamos, y eso hace que siga viva en nuestros corazones.

Cada producto de Love Linda está diseñado por mí, con un profundo cariño, creado en su honor e inspirado en su alegría, lealtad y amor incondicional. Cada artículo que ofrecemos está hecho con la misma dedicación y afecto que Linda trajo a mi vida.

¿Por qué Love Linda? Porque Linda era la encarnación del amor, puro y sincero. Todo lo que hacía lo hacía con amor, y lo repartía generosamente a todos a su alrededor. Por eso, todos nuestros productos llevan la palabra "Love", para recordarnos que todo lo que hagamos, lo hagamos con amor, como lo haría ella. Porque el amor, si lo miramos con los "ojos de Linda", puede estar presente incluso en los días más oscuros y en los momentos difíciles. Solo necesitamos cambiar un poco nuestra perspectiva para ver lo que Linda nos enseñó: dar y recibir más amor.

Además, no puedo ignorar el sentimiento que me invade cada vez que veo casos de perros abandonados, maltratados o perdidos. Por eso, el 10% de todas las ventas de los productos Love Linda se destina a ayudar a las protectoras de animales, para que puedan continuar con la extraordinaria labor que realizan. Ellos tienen todo mi apoyo, y quiero aportar mi granito de arena. Y tú, con cada compra que realizas, también estás contribuyendo a esta causa.

Y ahora que has leído su historia, déjame decirte que Linda no es solo Linda. Ella es la cara visible de todos esos perros que también fueron perdidos, maltratados o abandonados. Ellos, como Linda, merecen estar presentes en nuestro recuerdo. Porque, aunque les dimos tan poco, ellos nos entregaron todo su amor, sin pedir nada a cambio. Merecen ese recuerdo especial, esa conexión que nos hace sentir que, a pesar de su ausencia, su amor sigue vivo en nosotros.

 

Y ahora... ¡Con muchísima emoción quiero compartir algo muy especial! Mi sobrino Jan, con tan solo 11 años, ha decidido sumarse de corazón a este proyecto que tanto significa para nosotros. No solo se ha comprometido a ayudar a otros perros en honor a nuestra querida Linda, sino que ha tomado la iniciativa de crear su propia página web, con un objetivo muy claro: que más personas conozcan la tienda y, al hacerlo, podamos ayudar a más perros necesitados.

Lo más increíble de todo es que Jan ha hecho esto por sí solo, sin pedir ayuda a nadie. Su dedicación y amor por esta causa son realmente conmovedores. Estoy profundamente orgullosa de él y de cómo, a su corta edad, ya entiende la importancia de aportar su granito de arena para hacer del mundo un lugar mejor.

Os invito a descubrir la página que ha creado con tanto cariño y esfuerzo. Cada visita, cada compra, nos acerca un paso más a nuestra meta de ayudar a más perros, y Jan ha dado un ejemplo precioso de lo que significa actuar con amor y compromiso.

historialinda.es

 

Gracias por tomarte el tiempo de conocer la historia de Linda. Espero que estos productos te traigan la misma alegría y amor que ella nos dio, y que su legado de amor y fidelidad te acompañe siempre.

Un fuerte abrazo,

Marta.